El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció su intención de imponer aranceles a productos provenientes de Canadá, México y China desde su primer día en el cargo, como parte de su estrategia para combatir el tráfico de drogas y la inmigración ilegal. La medida propone un aumento del 25% sobre bienes de Canadá y México y un 10% sobre los de China. En respuesta, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha pedido calma ante la volatilidad económica y ha prometido entablar diálogo con Trump. Canadá, a través de su primer ministro, Justin Trudeau, destacó la importancia de no confundir sus fronteras con las mexicanas, aunque reafirma su colaboración fronteriza con Estados Unidos. China cuestionó la eficacia de una guerra comercial y destacó la cooperación mutua. Las reacciones internacionales no se hicieron esperar, con Italia y Alemania manifestando preocupación por posibles repercusiones en la competitividad europea, mientras que Canadá advirtió de una potencial recesión provocada por el aumento de costos que también afectaría a consumidores estadounidenses.
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