La reciente Estrategia de Seguridad Nacional de Donald Trump retrata una Europa en declive económico, político y social, criticando tanto a la Unión Europea como a sus políticas migratorias y transnacionales, al tiempo que promueve la resistencia de partidos nacionalpopulistas contra tales tendencias. Sorprendentemente, el documento minimiza la amenaza rusa y aboga por restablecer la estabilidad con Moscú, sugiriendo una futura retirada de tropas estadounidenses de Europa en favor de un reposicionamiento militar en el continente americano. Además, Trump busca incrementar la influencia de partidos ultranacionalistas europeos frente a una debilitada democracia liberal, mientras Estados Unidos recalibra sus relaciones económicas y defensivas con China, con especial atención a Taiwán. Esta postura estadounidense, con su crítica subyacente a la estabilidad europea, podría beneficiar a Rusia, que observa con optimismo las tensiones transatlánticas.
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