En un revelador episodio durante la reciente cumbre sobre inteligencia artificial en Washington, el expresidente Donald Trump admitió haber considerado la fragmentación de NVIDIA para limitar su dominio en el ámbito de la IA. Sin embargo, decidió abandonar este plan tras comprender la complejidad del ecosistema de la compañía y el papel estratégico de su CEO, Jensen Huang.
Durante su intervención en el AI Summit, Trump expresó: “Pensé que podríamos desmembrarlos un poco, introducir competencia. Luego descubrí que no era tan sencillo”. Reconociendo el impacto de Huang en la industria, elogió su liderazgo y determinó que competir con su visión sería infructuoso.
Fuentes cercanas a la administración revelaron que la intención inicial de Trump era fomentar un ecosistema alternativo, permitiendo a nuevos jugadores entrar en el mercado. No obstante, la sólida integración de NVIDIA en hardware y software de IA, junto con el liderazgo de Huang, hizo que la idea pareciera inviable.
El expresidente también destacó el papel de CUDA, presentado en 2006, como una base fundamental para el dominio de NVIDIA. La compañía ha creado un ecosistema integral que abarca hardware, herramientas de desarrollo y plataformas cloud, permitiéndole liderar en IA, computación de alto rendimiento (HPC) y ciencia computacional. Con una capitalización bursátil de más de 4 billones de dólares, NVIDIA se ha establecido como un nodo central en el campo tecnológico.
A pesar de las tensas relaciones históricas entre Trump y las grandes tecnológicas, el caso de NVIDIA destaca como una excepción. En lugar de buscar su fragmentación, Trump ha reconocido su importancia estratégica para la seguridad nacional y la competitividad de Estados Unidos. “Jensen es lo que diferencia a Estados Unidos del resto del mundo”, afirmó Trump, subrayando el valor de la compañía en el panorama global.
La administración actual está trabajando estrechamente con NVIDIA para reforzar la cadena de suministro local, incluyendo la fabricación nacional y acuerdos con TSMC Arizona. En este contexto, NVIDIA se posiciona como una pieza clave en la estrategia de Estados Unidos frente a China.
La ventaja competitiva de NVIDIA no se limita al hardware; su dominio del stack completo de IA es un desafío formidable para rivales como Intel o AMD. El ecosistema tecnológico está alineándose con los estándares de NVIDIA, lo que incrementa la dependencia de sus tecnologías.
En conclusión, lo que comenzó como una idea para romper la hegemonía de una gran tecnológica se ha transformado en una alianza tácita entre poder político e innovación. Jensen Huang ha demostrado que una visión anticipada del futuro puede ser la mejor defensa contra la dispersión, consolidando el papel de NVIDIA como líder geoestratégico en el ámbito de la inteligencia artificial.
