La reciente decisión del presidente Donald Trump de que el Gobierno adquiera un 10% del fabricante de chips Intel ha generado un intenso debate en Estados Unidos. Críticos, incluso dentro de sus propias filas, acusan a Trump de adoptar prácticas cercanas al socialismo, al intervenir en el mercado de una manera más asociada a economías como las de China o Rusia. El presidente ha asegurado que estas acciones buscan proteger industrias vitales para la seguridad nacional, pero detractores sostienen que el objetivo es controlar empresas y obtener beneficios económicos. Este movimiento sigue a otras intervenciones en grandes empresas y ha despertado un amplio espectro de reacciones, desde el apoyo de figuras como Bernie Sanders hasta el escepticismo de defensores del libre mercado.
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