En un inusual movimiento diplomático, el líder chino tomó la iniciativa de realizar una llamada, destacando una estrategia poco convencional en las relaciones internacionales. Esta acción sugiere un interés por parte de China de fortalecer o reevaluar sus vínculos con la contraparte involucrada, indicando una posible reconfiguración de sus tácticas diplomáticas tradicionales. El gesto ha captado la atención global, siendo considerado por analistas como una señal de posibles cambios en el enfoque de la política exterior del país asiático.
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