TSMC, el gigante taiwanés en la fabricación de semiconductores, ha emprendido un proceso judicial sin precedentes al demandar a uno de sus exdirectivos estrella, Wei-Jen Lo, un movimiento que resalta la intensa competencia en el sector de chips. La compañía acusa a Lo de violar su contrato de trabajo, un acuerdo de no competencia y la legislación sobre secretos comerciales, presentando una demanda ante el Tribunal de Propiedad Intelectual y Comercial de Taiwán.
La controversia surge tras semanas de especulaciones sobre la aparente transición de Lo a Intel, su mayor rival, y la posible fuga de información valiosa sobre procesos de fabricación avanzados. Lo se unió a TSMC en 2004 y alcanzó el rango de vicepresidente sénior, antes de jubilarse en julio de 2025. No obstante, poco después de su retiro, se incorporó a Intel como vicepresidente ejecutivo, lo que provocó inquietudes en TSMC sobre la potencial transferencia de secretos comerciales a su competidor.
Esta situación se complica aún más debido a que, según TSMC, Lo se mostró interesado en acceder a información sobre tecnologías avanzadas fuera de su responsabilidad antes de su partida. Esto, sumado a su rápido movimiento hacia Intel, es visto como una violación significativa de sus obligaciones contractuales y un riesgo para la propiedad intelectual de la empresa taiwanesa.
El caso ha trascendido el ámbito corporativo, alertando a las autoridades taiwanesas, que han iniciado una investigación formal. Se analiza si la supuesta filtración de datos podría infringir leyes de seguridad nacional, considerando la importancia estratégica de TSMC para la economía de Taiwán y la cadena global de suministro de semiconductores.
Por su parte, Intel, indirectamente en el centro de la controversia, ha negado cualquier transgresión. Según el consejero delegado de la empresa, las acusaciones son «rumores y especulaciones», reiterando que Intel respeta los derechos de propiedad intelectual.
Este litigio no solo pone en tela de juicio la carrera profesional del veterano directivo, sino que también podría tener profundas consecuencias para la industria. La aplicación estricta de cláusulas de no competencia y confidencialidad podría obstaculizar la movilidad de talento en el sector, ya de por sí escaso en personal altamente calificado.
A medida que el caso avanza, con perspectivas de investigaciones prolongadas y posibles procedimientos penales, queda claro que lo que está en juego va más allá de una disputa laboral. Se trata de la defensa de secretos industriales cruciales en un momento en que la carrera por la supremacía en semiconductores tiene implicaciones tanto económicas como políticas a nivel global.








