En el corazón de San José, California, entre las figuras más prominentes de la industria de los semiconductores y la inteligencia artificial, se escuchaba a C.C. Wei, presidente y consejero delegado de TSMC, repetir insistentemente: «no es suficiente, no es suficiente, todavía no es suficiente». Esta declaración impactante subrayó la incapacidad actual de la compañía para satisfacer la creciente demanda de nodos avanzados, esenciales para la fabricación de GPU y aceleradores que están liderando la revolución tecnológica impulsada por la IA.
El momento fue significativo. Wei, junto con el expresidente de TSMC, Mark Liu, fueron galardonados con el Robert N. Noyce Award, el máximo reconocimiento de la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA), un premio que reconoce a quienes han marcado un cambio en el sector. En un gesto simbólico, Lisa Su, consejera delegada de AMD, entregó el galardón, un testimonio de la interconexión entre el diseño de chips, fabricación avanzada y potencia de cálculo que sostienen el ecosistema global de la inteligencia artificial.
Sin embargo, el mensaje de Wei fue claro: TSMC, a pesar de ser el mayor fabricante de chips por contrato del mundo, no puede satisfacer la elevada demanda requerida por la inteligencia artificial generativa. Este desafío surge en un contexto donde el reconocimiento a TSMC consagra su rol como una pieza esencial del ecosistema global de semiconductores, no solo proveyendo a gigantes como Apple, NVIDIA y AMD, sino definiendo el modelo moderno de foundry.
Los éxitos de TSMC incluyen el avance a producción masiva con nodos de 7 nm, 5 nm y 3 nm y la carrera por alcanzar los 2 nm, previstos para producción en volumen a partir de 2026. Asimismo, su expansión en Arizona, Japón y Alemania muestra un esfuerzo por diversificar la producción más allá de Taiwán, aunque estas instalaciones no alcanzarán su capacidad plena hasta dicho año. Mientras tanto, la presión recae sobre las instalaciones en Taiwán, que tratan de acortar el tiempo para satisfacer la demanda.
El cambio en el patrón de consumo de chips, moviéndose desde los smartphones de alta gama hacia la IA, ha sido radical. La tendencia hacia sistemas masivos de entrenamiento de modelos, que requieren miles de GPU o aceleradores fabricados en nodos de 5 nm o 3 nm, ha intensificado la demanda. Además, la expansión de la IA en la nube y hacia los dispositivos periféricos (edge) ha hecho que los nodos avanzados sean cada vez más críticos.
Wei resumió el estado del sector con una chispa de humor: pensó en portar una camiseta que dijera “No more wafers”, haciendo alusión a la tremenda demanda insatisfecha. Esta broma refleja la realidad de un ecosistema competitivo donde los mayores fabricantes de GPU y gigantes de la nube luchan por la capacidad de producción de nodos avanzados, mientras la escasez amenaza con prolongarse.
TSMC busca mitigar esta tensión a través de su expansión geográfica, reafirmando su compromiso con Estados Unidos y avanzando en proyectos en Japón y Europa. Esta diversificación es no solo una cuestión de economía, sino una estrategia geopolítica, con gobiernos apostando por convertirse en parte del «pastel fabril» de TSMC.
El reconocimiento a Wei y Liu se produce en un momento crítico, donde la presión para invertir y asegurar capacidad avanzada es intensa. La industria, según TSMC, requiere más que infraestructura: estabilidad regulatoria, acceso a energía competitiva, formación de talento y cadenas de suministro sólidas son esenciales para mantener el ritmo de innovación en un mundo cada vez más hambriento de inteligencia artificial. Mientras la demanda siga superando la oferta, los nodos avanzados seguirán siendo el cuello de botella de la innovación tecnológica.








