En una reciente visita a Washington, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, moderó su habitual tono hacia Canadá tras la elección del nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, sucesor de Justin Trudeau. A pesar de la histórica relación entre ambos países, las tensiones comerciales han aumentado debido a los aranceles del 25% impuestos por Trump a productos de Canadá. Carney, que busca establecer una postura firme pero amistosa, fue claro en su discurso al señalar que Canadá «no se vende». Ante la situación, Canadá está buscando diversificar sus relaciones comerciales, mientras que Trump insiste en la autosuficiencia económica respecto a su vecino. La situación causa inquietud entre las empresas, que temen la inestabilidad y buscan nuevos mercados, principalmente en Asia, reflejando un cambio significativo en la dinámica comercial norteamericana.
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