En la madrugada del 6 de febrero de 2023, un potente terremoto azotó el sur de Turquía y el norte de Siria, dejando a su paso más de 53,000 muertos y más de 107,000 heridos. Dos años después del desastre, la reconstrucción avanza lentamente, con miles de personas todavía viviendo en refugios temporales y promesas gubernamentales de nuevas viviendas que no se han cumplido completamente. La gestión del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, está bajo escrutinio, tras haber prometido la construcción de 650,000 viviendas, de las cuales solo 201,580 han sido entregadas. Además, millones de personas, incluidos niños, enfrentan enormes desafíos para reanudar sus vidas, con infraestructura educativa insuficiente y condiciones de vida precarias. Las acciones legales contra responsables de la construcción deficiente avanzan lentamente, con algunos acusados aún prófugos.
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