El Ejército ucraniano ha hecho públicas imágenes de su incursión en la región rusa de Kursk, operación que ha logrado controlar unos 1.000 kilómetros cuadrados en una sorpresa estratégica para el Kremlin, el primer ataque de este tipo en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial. Las grabaciones muestran a fuerzas ucranianas desminando, destruyendo defensas y capturando soldados, en lo que el ejército ucraniano considera un «día histórico». A pesar de la dura situación en Donbás y la limitada ayuda militar occidental, Kiev ha recibido sus primeros F-16. La intervención ha hecho que Rusia reevalúe su control y despliegue en Donbás, mientras la población de Kursk cuestiona la protección de su gobierno. La operación ha sido permitida tácitamente por la OTAN, alineándose con las solicitudes del presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
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