Hace un año, Bashar al Asad abandonó Damasco, poniendo fin a más de 50 años de régimen baazista en Siria. Desde entonces, el país ha experimentado una transición vertiginosa que, según el analista Charles Lister, ha reducido los niveles de violencia, aunque enfrenta enormes desafíos internos y externos. Con Ahmed al Sharaa, ex líder rebelde vinculado a Al Qaeda, ahora al mando, Siria busca estabilidad y reconstrucción, pero las expectativas deben medirse dada la devastación económica y las profundas heridas sociales tras 14 años de guerra civil. Mientras tanto, actores externos como Irán y Hizbulá continúan alimentando la insurgencia, exacerbando la compleja situación política del país. Lister señala que la comunidad internacional apoya cautelosamente a Al Sharaa, vislumbrando una oportunidad histórica para la región. Sin embargo, recalca que la reconstrucción será un proceso prolongado, donde la paciencia será clave.
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