El beso representa un enigma en la evolución humana, ya que, a pesar de su popularidad y presencia en diversas culturas, conlleva riesgos sustanciales como la transmisión de enfermedades. Este comportamiento no parece proporcionar una ventaja clara en términos de reproducción o supervivencia, desafiando así las expectativas típicas de las prácticas que perduran a lo largo del tiempo en las especies. Este fenómeno sigue siendo un área de interés y debate entre los científicos que buscan entender por qué el beso se mantiene como un gesto universal entre los humanos.
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