Congresistas demócratas y republicanos de Nueva York han mostrado su oposición a la reducción de personal y subvenciones del fondo de salud para las víctimas del 11-S, una medida ordenada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental bajo la dirección de Elon Musk. Este recorte, que afectará al 20% de la plantilla del programa, podría retrasar tratamientos esenciales para más de 130,000 personas afectadas. Tanto los legisladores como la fiscal general de Nueva York, Letitia James, han calificado la medida de cruel y han solicitado al Gobierno federal que revierta los recortes, enfatizando el impacto negativo en los tratamientos de enfermedades graves derivadas del atentado. En respuesta, senadores demócratas han enviado una carta al secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., instándolo a cumplir su promesa de proteger el programa y asegurar una atención continua y de calidad.
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