El activista británico-egipcio Alaa Abd El Fattah permanece tras las rejas, pese a que hace 25 días debía ser liberado, conforme al fallo esperado para el 29 de septiembre. Las autoridades egipcias han desoído las normativas locales que indican que el tiempo en detención preventiva debería ser descontado de la condena de prisión. Esta situación ha generado un creciente clamor tanto desde el círculo familiar de Alaa como por parte de grupos defensores de derechos humanos.
La familia de Abd El Fattah, incansable en sus esfuerzos por lograr su excarcelación, ha mantenido contacto constante con autoridades británicas de alto nivel, incluyendo al Secretario de Relaciones Exteriores, David Lammy. Sin embargo, a pesar de estos encuentros y de los múltiples llamamientos, el gobierno egipcio no ha dado señales de liberarlo, manteniéndolo en prisión.
En un acto de solidaridad internacional, Alaa Abd El Fattah fue honrado a principios de octubre con el premio PEN Writer of Courage 2024, otorgado por la renombrada escritora Arundhati Roy, ganadora del Premio PEN Pinter. El reconocimiento fue visto como una insignia de resistencia, entregado en una emotiva ceremonia donde Lina Attalah, editora del medio independiente Mada Masr, lo recibió en nombre de Alaa.
La madre de Abd El Fattah, Laila Soueif, ha intensificado las demandas de liberación de su hijo al emprender una huelga de hambre, que ya alcanza su tercera semana. Soueif ha declarado que mantendrá su protesta hasta que Alaa sea liberado o sea incapaz de continuar por motivos de salud. La familia ha expresado su frustración y desilusión por la respuesta tanto del gobierno británico actual como del anterior, afirmando que el Reino Unido tiene el poder de presionar a Egipto de manera más efectiva.
La separación de Alaa de su familia es una herida profunda que urge ser sanada, especialmente por su hijo Khaled, quien ahora enfrenta la adolescencia sin su padre. En este contexto, se ha animado a los simpatizantes de la causa de Abd El Fattah en el Reino Unido a que escriban a sus representantes en el Parlamento, instando al gobierno laborista a utilizar su peso diplomático para facilitar la pronta liberación de Alaa.