Los recientes datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayan una alarmante realidad: más de mil millones de personas en todo el mundo padecen trastornos de salud mental. Estos problemas, que incluyen ansiedad y depresión, generan un fuerte impacto no solo en el bienestar humano, sino también en la economía global.
La necesidad de ampliar servicios de salud mental es urgente. A pesar de los esfuerzos nacionales, la OMS enfatiza que se debe aumentar la inversión y las acciones a gran escala. Los trastornos mentales son una de las principales causas de discapacidad global, influyendo en la pérdida de años de vida saludables y generando significativas cargas económicas. Se estima que la depresión y ansiedad cuestan a la economía mundial cerca de un billón de dólares anuales.
Dos informes recientes ofrecen una guía esencial para las estrategias de salud mental. En uno de ellos, se resalta que las mujeres son particularmente vulnerables a estos trastornos. Además, el suicidio sigue siendo un problema crítico, con más de 727,000 muertes registradas en 2021, particularmente entre jóvenes de diversos contextos socioeconómicos.
Desde 2020, ha habido progresos en políticas de salud mental, pero pocos países han adoptado leyes acordes con los derechos humanos. Solo el 45% asegura que su legislación cumple con estándares internacionales, y el gasto público en esta área se mantiene limitado al 2% del presupuesto total de salud desde 2017. Las disparidades económicas son notorias: mientras los países de altos ingresos invierten aproximadamente 65 dólares por persona, aquellos de bajos ingresos apenas destinan 0.04 dólares.
Menos del 10% de los países ha completado la transición hacia modelos de atención comunitaria, predominando aún los hospitales psiquiátricos. Sorprendentemente, cerca del 50% de los ingresos son involuntarios, y más del 20% supera un año de estancia. Sin embargo, existen avances. La integración de la salud mental en la atención primaria ha mejorado, y más del 80% de los países ofrecen ahora apoyo psicosocial en emergencias, un avance desde el 39% en 2020. La telemedicina, aunque aún desigualmente accesible, y las iniciativas de promoción de la salud mental, están en aumento.
Estos hallazgos y desafíos serán temas centrales en la próxima Reunión sobre enfermedades no transmisibles y promoción de la salud mental programada para septiembre, donde se espera un diálogo internacional crucial para el futuro de las políticas de salud mental.