En Llucmajor, la tensión vecinal se ha disparado debido a la presencia de una autocaravana junto al campo de fútbol Toni Roses, ocupada por un grupo de personas con antecedentes delictivos. Los residentes, alarmados por la inseguridad que perciben, han comenzado a manifestarse diariamente exigiendo medidas inmediatas. Aunque los ocupantes han sido empadronados conforme a la ley, el empadronamiento ha provocado indignación en el barrio. La policía mantiene una vigilancia discreta para evitar confrontaciones, mientras los vecinos critican la falta de acción y temen un posible conflicto si no se actúa pronto. La situación se ha convertido en un símbolo del descontento ciudadano en redes sociales, ejerciendo presión sobre el Ayuntamiento para encontrar una solución efectiva.
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