En mayo de 2025, se celebran 20 años desde que el Formato de Documento Abierto (ODF) fue aprobado como estándar para documentos de oficina. Creado bajo el consorcio OASIS y apoyado por iniciativas como LibreOffice, el ODF ha sido crucial para asegurar que gobiernos, empresas y ciudadanos no dependan únicamente de herramientas propietarias como Microsoft Office, Apple iWork o Google Docs.
La Document Foundation subraya la importancia de este aniversario al afirmar que «ODF representa el derecho de los usuarios a poseer sus documentos, sin estar atados a una aplicación específica o suscripción».
El origen del ODF se remonta a 2002, cuando OpenOffice.org, con el respaldo de Sun Microsystems, desarrolló un formato basado en XML. En 2005, fue aprobado por OASIS y, un año después, se convirtió en un estándar internacional bajo la norma ISO/IEC 26300. Desde entonces, ODF ha evolucionado con versiones que incorporan mejoras como firma digital y cifrado robusto.
A lo largo de estas dos décadas, ODF ha coexistido con formatos propietarios. DOCX, aunque ampliamente utilizado, no está exento de problemas de interoperabilidad que ODF ha tratado de solventar. Comparativamente, ODF es gestionado por OASIS y está respaldado por ISO. A diferencia de sus competidores cerrados, ODF privilegia un enfoque abierto y libre, facilitando una alta interoperabilidad, especialmente entre suites de software libre.
En el ámbito gubernamental, muchos países han adoptado ODF como formato preferente. Alemania, Francia, Brasil, Sudáfrica y Taiwán se encuentran entre las naciones que han legislado su uso en la administración pública. Sin embargo, las presiones por la interoperabilidad con entornos como Google Workspace o Microsoft 365 suponen un desafío debido a las limitaciones en la conversión y mantenimiento del formato.
ODF sigue manteniendo su relevancia gracias a ventajas como la soberanía digital, la conservación a largo plazo y su naturaleza auditable. Es accesible y multiplataforma, siendo compatible con una variedad de herramientas incluyendo LibreOffice, OnlyOffice y parcialmente con Microsoft Office.
No obstante, enfrenta desafíos relacionados con la creciente dependencia de suites en la nube como Google Docs o Microsoft 365, donde los formatos propietarios dificultan el uso de estándares abiertos. La compatibilidad parcial en Microsoft Office también desincentiva su adopción empresarial.
De cara al futuro, la versión 1.4 de ODF está en desarrollo, enfocándose en mejoras de interoperabilidad multimedia y en reforzar la firma digital. Se está considerando su adaptación a tendencias emergentes como documentos colaborativos en tiempo real.
La celebración de estos 20 años recuerda que, a pesar del predominio de soluciones cerradas, ODF sigue siendo una alternativa que promueve el software libre y la transparencia, garantizando el control del usuario sobre su información. Dos décadas después, ODF continúa siendo fundamental para una sociedad digital abierta.