En un curioso incidente ocurrido en una finca de la avenida Pío XII de Chamartín, un cuadro de Picasso desapareció accidentalmente cuando una portera confundió el paquete con un envío para los vecinos y lo llevó a la portería. El cuadro, envuelto en papel de burbuja con cintas adhesivas de una empresa de transportes, permaneció allí más de veinte días antes de ser recuperado. La situación fue calificada como un accidente fortuito, y se resaltó la rutina diaria y la confianza que se tiene en el personal de portería, afirmando que no había intención de apropiación indebida. La policía considera la explicación creíble y se da por cerrado el caso. Mientras tanto, una docena de obras, incluyendo algunas de Juan Gris, siguieron su camino hacia una exposición en Granada. La noticia, insólita en la tranquila avenida madrileña, ha sorprendido tanto a comerciantes como a vecinos, sin perturbar la habitual calma del entorno.
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