En España, los estereotipos regionales son comunes y utilizados con humor, aunque pueden convertirse en cuestiones polémicas cuando se usan para promover un nacionalismo costumbrista desde la política. Ejemplos como el de Laura del Val, que destaca la sequedad castellana en sus chistes, muestran cómo los tópicos pueden ser efectivos para el humor. Sin embargo, en la política madrileña, lideres como Esperanza Aguirre han establecido un estilo combativo que se ha perpetuado, causando preocupación por la percepción externa de estas actitudes. El uso del humor desde el poder, cuando enmascara insultos o falta de sensibilidad, puede ser dañino. La clave está en resistir la tentación de responder con igual burla, manteniéndose en un nivel más racional y digno.
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