El presidente ruso, Vladimir Putin, se ha mantenido en silencio tras la muerte del ministro de Transportes, lo que sugiere que el escándalo de corrupción relacionado con el desvío de fondos de guerra podría ser más comprometedor que asuntos anteriores, como el asesinato de un traidor. La inacción de Putin refleja una posible preocupación por el impacto político y mediático de esta situación, que evidencia tensiones internas y problemas de gestión en el gobierno ruso. Mientras tanto, la falta de declaraciones oficiales ha generado especulaciones sobre las repercusiones que esto podría tener en el liderazgo del país.
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