Misouri ejecutó a Marcellus Williams, quien durante años defendió su inocencia en el asesinato de una periodista, denunciando un juicio racista sin pruebas físicas concluyentes. Pese a la contaminación de pruebas de ADN que podría haber demostrado su inocencia, no se conmutó su pena. Este hecho se enmarca en un contexto donde las ejecuciones incrementan en años electorales, influenciadas por jueces y gobernadores que temen perder votos. En Estados Unidos, la elección popular de jueces y fiscales impacta en decisiones judiciales, favoreciendo la pena de muerte. Aunque el apoyo a esta práctica ha disminuido, con un 55% de la población aún considerándola moralmente aceptable, los ciclos electorales continúan condicionando el sistema judicial, según estudios recientes. La clemencia gubernamental sigue siendo rara, especialmente entre políticos en campaña. En este contexto, el reciente caso ha reavivado el debate sobre la pena capital, sin llegar a influir significativamente en las campañas electorales actuales.
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