Un experimento reciente ha puesto de manifiesto los riesgos de seguir utilizando sistemas operativos obsoletos. Eric Parker, un experto en tecnología, demostró cómo Windows XP, uno de los sistemas más populares hace dos décadas, es extremadamente vulnerable a ataques informáticos. Al conectar una máquina con este sistema operativo sin protección alguna a Internet, en apenas 10 minutos fue invadida por una avalancha de malware, troyanos y accesos no autorizados.
El objetivo del experimento era evidenciar el peligro de usar software desactualizado en un mundo digital en constante evolución. Parker utilizó Windows XP Service Pack 3 en una máquina virtual, desactivó el cortafuegos y asignó una dirección IP pública, eliminando cualquier barrera de protección habitual.
La máquina fue rápidamente atacada mediante vulnerabilidades conocidas como EternalBlue, que en su día fueron explotadas por ransomware como WannaCry. Los atacantes instalaron puertas traseras, activaron servidores FTP sin autorización y crearon nuevos usuarios para seguir accediendo al sistema.
Parker enfatiza que, aunque Windows XP dejó de recibir soporte en 2014, aún está presente en algunos dispositivos industriales y ordenadores antiguos. Su experimento destaca la necesidad urgente de dejar de conectar XP a Internet, pues incluso sin navegar, la exposición a la red convierte a estos equipos en blancos fáciles.
Comparando con Windows 7 bajo las mismas condiciones, aunque la resistencia mejoró, ningún sistema está completamente a salvo sin protección adecuada. Las conexiones directas a Internet son prácticamente una invitación a los ciberataques.
Este escenario subraya la importancia de actualizar o aislar sistemas antiguos. Si el uso de XP es inevitable, se recomienda mantenerlo desconectado de la red o detrás de un cortafuegos adecuado. Las alternativas incluyen actualizar a sistemas con soporte o migrar a soluciones basadas en Linux para hardware más antiguo.
La lección es clara: Windows XP, aunque un pilar en su tiempo, ahora representa un riesgo significativo. La seguridad digital no es opcional, y mantener los sistemas actualizados protege tanto al usuario como al entorno conectado.