Involucrar a los niños en el cuidado de las mascotas puede ser una experiencia educativa y formadora. Desde alimentar y dar agua fresca hasta pasear al perro y limpiar su entorno, estas actividades enseñan responsabilidad, empatía y constancia. Los padres deben supervisar estas tareas, garantizando que se realicen de manera segura. A través de estas sencillas responsabilidades, los niños no solo contribuyen al bienestar de sus mascotas, sino que también fortalecen su vínculo con ellas y aprenden valiosas lecciones de vida.
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