Mantener la puerta del horno abierta después de usarlo, una práctica común en muchos hogares, conlleva riesgos significativos que suelen ser ignorados. Aunque aparenta ser un método lógico para enfriar el electrodoméstico, esta acción puede resultar en quemaduras, accidentes domésticos y daños a muebles y paredes cercanas debido al calor liberado. Además, genera un aumento innecesario en el consumo energético, afectando la eficiencia del hogar. Los expertos y fabricantes advierten que el horno está diseñado para enfriarse con la puerta cerrada, y cerrar correctamente el electrodoméstico no solo protege su funcionamiento, sino que también previene accidentes y costos de reparaciones futuras. Se recomienda seguir las instrucciones del fabricante, mantener el área circundante despejada y ventilar la cocina de otras maneras para asegurar un uso seguro y eficiente del horno.
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