Con septiembre llega a los hogares la segunda cuesta más complicada para las economías familiares después de la de enero. Tras los gastos vacacionales, se suman los de la vuelta al cole. Diversos comparadores financieros y asociaciones de consumidores como la OCU estiman que, al desembolso estival, ahora se le agregan unos 500 euros de media por hijo en los gastos educativos.
Ante esta acumulación de gastos, muchas familias optan por financiar los pagos, lo que incrementa peligrosamente sus deudas. En este escenario, recurren a opciones de crédito que pueden ser más una trampa que una solución.
Una de las alternativas más frecuentes para financiar estos desembolsos son las tarjetas revolving. Su fácil acceso, incluso en establecimientos comunes, y la posibilidad de aplazar pagos en cuotas que decide el usuario, parecen ventajas tentadoras. No obstante, en la práctica, los intereses de estas tarjetas no paran de crecer, resultando en que las familias terminen pagando los libros de texto a precios exorbitantes.
Iñigo Serrano, abogado de la zona norte de la Asociación Contra la Usura de Sociedades Acreedoras (ACUSA), especialista en reclamación de tarjetas revolving y socio fundador de Sello Legal Abogados, explica el truco detrás de estas tarjetas. «Se ceba a los consumidores con un tipo de interés pequeño mensual y el poder elegir la cuota a pagar, pero la realidad -y lo que no se les cuenta- es que sus intereses irán subiendo y acabarán siendo desorbitados, muy por encima de los intereses de cualquier otro tipo de crédito del mercado. Así, acaban afrontando intereses abusivos que rondan el 22% TAE, pudiendo superar incluso un 23%», apunta Serrano.
Estas prácticas abusivas ya han sido señaladas por el Banco de España, que recientemente multó con 2,7 millones a una entidad financiera por la gestión irregular de sus tarjetas revolving en 2018 y 2019. Y no es la única entidad sancionada hasta el momento. «Casi a diario se están publicando sentencias condenatorias, sobre todo en lo referente a la falta de transparencia de las entidades al informar de las condiciones de sus tarjetas revolving», comenta Serrano, quien anima a que cualquier persona que las haya contratado interponga una demanda. «El 96% de los casos se ganan, y las sumas que se acaban devolviendo son importantes; una media de 1.200 euros por cada año que se haya estado pagando. Además, para los afectados reclamar no supone un adelanto de dinero. Sello Legal trabaja a éxito; solo cobra después de haber saldado la deuda».
Por ello, Serrano insiste en reclamar cuanto antes. «Muchas personas reclaman estando al límite por ese abuso que suponen las tarjetas revolving. Y hay que evitar llegar a estas situaciones», concluye el abogado.