En un complejo entramado diplomático, Donald Trump busca redefinir su postura respecto al conflicto en Ucrania, sugiriendo un posible acuerdo que podría involucrar compensaciones económicas significativas a cambio del apoyo de Estados Unidos, incluyendo la transferencia de tierras raras valoradas en 500.000 millones de dólares. Mientras su administración despliega a varias figuras clave en Europa, entre ellas, el secretario del Tesoro y el vicepresidente, para negociar y afianzar alianzas, se mantiene en contacto con Rusia mediante conversaciones estratégicas, aunque persisten las dudas sobre sus intenciones de paz. La presencia de estos altos funcionarios en encuentros europeos apunta a un replanteamiento de la relación euroatlántica y el papel activo que Europa podría necesitar asumir en la resolución del conflicto, enfatizando las tensiones internas dentro de Europa misma. Por otro lado, se presentan gestos conciliatorios desde Moscú, como la liberación del profesor estadounidense Marc Fogel, lo que sugiere un posible deshielo, aunque con el trasfondo de un complejo equilibrio geopolítico que involucra a China y otras potencias.
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