La inflación general ha experimentado una moderación de ocho décimas, situándose en un 1,5%, mientras que la inflación subyacente ha disminuido tres décimas, para ubicarse en un 2,4%. Estos indicadores reflejan una desaceleración en el ritmo de crecimiento de los precios, lo que podría indicar un alivio en las presiones inflacionarias que afectaban a la economía. La reducción en ambas tasas sugiere que las políticas monetarias implementadas podrían estar empezando a mostrar efectos positivos en el control de la inflación.
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