El Grupo Operativo ‘Tricabland’ surge con la misión de desarrollar variedades de trigo blando de alta calidad que se adapten a las condiciones de cultivo cada vez más extremas provocadas por el cambio climático. La iniciativa busca anticiparse a las variaciones ambientales y asegurar la producción de partidas grandes y homogéneas, un desafío crucial para la agricultura andaluza.
Este consorcio incluye a diversas entidades destacadas en el sector agrícola: Agrovegetal, especializada en la experimentación y obtención de nuevas variedades de cultivos; la cooperativa San Dionisio S.C.A. de Jerez de la Frontera, que se encarga de la producción y comercialización de cereales; Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, que aglutina a 640 cooperativas; Harinas Sánchez Palencia, fabricante con más de 90 años de trayectoria; y el departamento de genética de la Universidad de Córdoba, reconocido por su investigación sobre la calidad del trigo. Además, el proyecto cuenta con la colaboración del Ifapa y las cooperativas Coesagro y Campo de Tejada.
En Andalucía, la producción de trigo blando enfrenta una necesidad apremiante de crear partidas de alta calidad, especialmente en comparación con los principales países exportadores. La realidad de la agricultura andaluza muestra un enfoque predominante en la productividad, con cultivos que priorizan la cantidad sobre la calidad. Así, muchas explotaciones optan por variedades de menor calidad, limitando la disponibilidad de trigos de alto rendimiento en panificación y, por ende, dificultando la competitividad del sector frente a importaciones de países como Rusia o Ucrania, de donde proviene la mayor parte del trigo panificable para el mercado español.
La iniciativa Tricabland se ha planteado importantes objetivos. En primer lugar, se busca cultivar trigo blando de alta calidad que se ajuste a diversos escenarios derivados del cambio climático. El consorcio ya está realizando ensayos de campo en cinco localidades de Andalucía, evaluando la productividad y la calidad harinera de diez variedades diferentes, tanto en condiciones de secano como de regadío. Esta evaluación se repetirá en la campaña 2024-2025, con el propósito de seleccionar las variedades que demuestren los mejores estándares de calidad, superando los 300 y 200 en fuerza y media fuerza, respectivamente.
Además, Tricabland pretende establecer una conexión más efectiva entre la producción agrícola y el consumo. Esto se traduciría en la creación de cultivos cercanos a las industrias harineras andaluzas, promoviendo una producción más sostenible y reduciendo la huella de carbono asociada al transporte.
El segundo objetivo consiste en el desarrollo de herramientas tecnológicas que permitan medir de manera objetiva la resistencia a enfermedades como la roya, eliminando el sesgo de la estimación visual. Se prevé utilizar innovaciones recientes en análisis de imágenes y software especializado, para obtener datos más precisos sobre la salud de las variedades de trigo.
Con un presupuesto que supera los 260.000 euros, el proyecto Tricabland está respaldado por los Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, en el marco de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola, y está programado para finalizar en junio de 2025. Esta iniciativa representa una oportunidad crucial para revitalizar y modernizar el sector del trigo blando en Andalucía, alineándolo con las exigencias del mercado y las condiciones climáticas actuales.
Fuente: Cooperativas agro-alimentarias Andalucía.