La relación entre Apple y Qualcomm se encuentra en un punto crítico. Apple ha anunciado que dejará de usar los módems 5G de Qualcomm a partir de marzo de 2027, cuando finaliza el contrato actual entre ambas empresas. Este movimiento podría reducir en más de 5.700 millones de dólares anuales los ingresos de Qualcomm, representando un golpe significativo a su negocio en el ámbito de la conectividad móvil.
El reciente lanzamiento del iPhone 16e ha marcado el inicio de esta separación con la introducción del C1, el primer módem desarrollado por Apple. Este chip ya supera en pruebas a las soluciones de Qualcomm en términos de velocidad y eficiencia. La previsión de Qualcomm es que su presencia en los iPhones se reduzca al 20% en 2026, antes de desaparecer completamente en 2027.
Cristiano Amon, CEO de Qualcomm, se mostró optimista en el pódcast «Opening Bid» de Yahoo Finance, minimizando la importancia del fin del acuerdo con Apple y destacando los esfuerzos de la empresa por diversificar su negocio. Qualcomm está expandiendo su presencia en sectores como la automoción conectada, el Internet de las Cosas (IoT) y los chips para servidores con IA, donde busca rivalizar con gigantes como NVIDIA.
Mientras tanto, Apple sigue adelante con el desarrollo de su sucesor, el C2, que promete mejorar la velocidad, latencia y eficiencia energética. Este módem se integrará en futuros productos como el iPhone 17 Air y está previsto su uso en MacBooks, reforzando la tendencia de Apple de diseñar sus propios componentes clave, como hizo con los chips Apple Silicon.
Este cambio no solo tiene implicaciones económicas sino también simbólicas, marcando un cambio de paradigma en la industria de los semiconductores. Gigantes tecnológicos como Apple buscan cada vez más soluciones personalizadas que optimicen sus productos y brinden mayor control sobre el hardware, especialmente en un contexto geopolítico incierto.
La salida de Apple de Qualcomm representa un desafío considerable para la firma estadounidense, que deberá mantener la confianza en el mercado global mientras enfrenta la pérdida de un cliente tan importante. La batalla por la soberanía tecnológica continúa, y se desarrolla en el diminuto pero crucial espacio de un chip.
