Las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y China se han intensificado tras la reciente cumbre económica en Singapur. Funcionarios de ambas naciones abordaron disputas comerciales no resueltas, mientras que la cuestión de Taiwán sigue siendo un punto crítico. Washington ha reafirmado su apoyo a la isla democráticamente gobernada, provocando una respuesta firme de Pekín que insiste en su política de «Una China». A pesar de las declaraciones de buenas intenciones para mejorar las relaciones bilaterales, las desavenencias persisten, complicando el escenario internacional.
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