En Austria, tras meses de impasse político desde las elecciones de septiembre de 2024, los democristianos, socialistas y liberales están cerca de formar un Gobierno de coalición, alejando la posibilidad de un Ejecutivo liderado por la ultraderecha. Las negociaciones anteriores, incluso con el intento de incluir a la ultraderechista FPÖ, liderada por Herbert Kickl, fracasaron debido a desacuerdos internos y la negativa de otros partidos a ceder el control de carteras clave a los ultras. La complicada situación geopolítica y presiones internas llevaron al presidente Alexander Van der Bellen a instar a los partidos a buscar consensos para evitar elecciones anticipadas. Christian Stocker, del ÖVP, se perfila como el futuro canciller en un Gobierno que enfrentará desafíos económicos significativos, incluidos recortes presupuestarios exigidos por la UE. Esta nueva coalición intenta reforzar la democracia, dejando atrás las tensiones que surgieron en repetidos intentos fallidos y escándalos de corrupción previos.
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