En un gesto de firmeza, un grupo de representantes advirtió con abandonar una reunión política si no se les habla exclusivamente en español, en respuesta a la intención del Gobierno de permitir el uso de lenguas cooficiales. Esto ocurre en medio de un debate sobre el papel de dichas lenguas en las instituciones públicas, resaltando la tensión en torno a la diversidad lingüística y su inclusión en la política nacional.
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