En el sector bancario español, figuras clave han expresado su descontento con la falta de influencia del titular del Ministerio de Economía en decisiones que, según afirman, son predominantemente moldeadas por el Ministerio de Hacienda. Las críticas apuntan a que las políticas y regulaciones bancarias importantes están siendo ‘cocinadas’ por Hacienda, relegando al Ministerio de Economía a un papel secundario en cuestiones económicas significativas para el sector. Esta situación ha generado preocupación sobre el equilibrio de poder y la efectiva representación de los intereses bancarios en las decisiones gubernamentales.
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