El Banco Central Europeo ha decidido mantener las tasas de interés en su nivel actual, en un esfuerzo por equilibrar la estabilidad económica en medio de incertidumbres financieras globales. Esta decisión busca fomentar el crecimiento económico y controlar la inflación, mientras los responsables políticos monitorean de cerca el impacto de los factores internacionales en el panorama financiero europeo.
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