Las relaciones entre México y Estados Unidos se encuentran «en pausa» debido a las críticas estadounidenses a la reforma judicial en México, en un contexto en el que la frontera y la inmigración son temas cruciales en la campaña presidencial en curso. Esta situación añade tensión a la ya compleja dinámica bilateral, afectando potencialmente tanto la cooperación en seguridad como en políticas migratorias.
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