Esta semana, el presidente ruso Vladimir Putin acoge la cumbre del BRICS en Kazán, reuniendo a una veintena de líderes extranjeros, una oportunidad crucial para mostrar el respaldo internacional a Rusia tras su aislamiento por la invasión de Ucrania de 2022 y las sanciones occidentales. El BRICS, originado en 2001, busca desafiar el poder económico occidental y ha expandido sus miembros con la reciente invitación a países como Egipto e Irán, aunque Argentina y Arabia Saudí no han confirmado su adhesión. Con el 35% del PIB global, el grupo trata de reducir la hegemonía del dólar, explorando el uso de monedas propias y la posible creación de una nueva divisa. Sin embargo, las diferencias internas y la necesidad de reformas en sus políticas monetarias suponen un desafío. La asistencia de líderes como Nicolás Maduro y la presencia del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, refuerzan el intento de Putin de demostrar que Rusia aún conserva aliados internacionales significativos, pese a la presión del bloque occidental y la orden de arresto de la CPI.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.