El turista típico generalmente pasa de puntillas, prefiriendo actividades preestablecidas y una mínima integración con el entorno local. Entre los visitantes existe una categoría híbrida: los artistas y expatriados que pasan meses en un lugar, combinando la mirada exótica del turista con la necesidad de adaptación del emigrante. Un ejemplo es Truman Capote, quien se refugió en la Costa Brava entre 1960 y 1963 para terminar su novela «A sangre fría». Durante su estancia de más de 500 días, Capote vivió en varios lugares de Palamós y sus alrededores, aunque su paso ha dejado escasas huellas en la memoria local y su presencia se ha diluido con el tiempo.
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