La tensión en Europa se disparó tras la decisión de Rusia de modificar su doctrina nuclear para permitir el uso de armas atómicas en respuesta a ataques convencionales, concretamente los lanzamientos de misiles de largo alcance por parte de Ucrania con autorización estadounidense. Dmitri Medvédev, vicepresidente de Seguridad ruso, ha mencionado la posibilidad de represalias contra Kiev y objetivos estratégicos de la OTAN, lo que ha avivado los temores de una escalada global hacia una hipotética Tercera Guerra Mundial. En un programa del canal estatal ruso, se simuló una respuesta masiva que pondría en riesgo las capitales europeas utilizando misiles desde Kaliningrado. Particularmente, se subrayó la vulnerabilidad del Reino Unido, donde Londres, Mánchester y Birmingham, junto a bases navales estratégicas, fueron identificadas como objetivos de una potencial represalia con misiles desde la península de Kola. Esta retórica aumenta la preocupación por la estabilidad internacional y la amenaza de un conflicto a gran escala.
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