En un movimiento estratégico para impulsar la autosuficiencia tecnológica, el Gobierno chino ha lanzado una directriz que obliga al uso exclusivo de chips de inteligencia artificial de producción nacional en centros de datos financiados por el Estado. La medida se aplica a proyectos tanto en fase de planificación como en construcción, e impacta cualquier instalación con intervención pública, desde subvenciones hasta participación accionarial.
Desde octubre, los reguladores han instruido que los proyectos con menos del 30% de avance deben retirar hardware extranjero o cancelar pedidos en curso. Para instalaciones más avanzadas, las decisiones se tomarán “caso por caso”, pero el objetivo es claro: la infraestructura de IA financiada públicamente debe construirse con tecnología china.
Esta política cierra la puerta de los centros de datos públicos a proveedores occidentales como NVIDIA, AMD e Intel, incluso para productos adaptados como el NVIDIA H20. Este movimiento llega en un contexto de tensiones, después de que Estados Unidos vetara la exportación de las GPU Blackwell a China.
La medida también podría repercutir en centros de datos privados, ya que, aunque no están obligados, es probable que opten por soluciones nacionales, especialmente cuando se trata de servicios sensibles o relacionados con el gobierno.
El impacto de esta decisión se extiende más allá de la política industrial, considerando que las GPUs, la memoria y la interconexión se han convertido en activos estratégicos comparables a la energía o la defensa. En este terreno, Estados Unidos busca mantener su supremacía en semiconductores, mientras que China acelera la sustitución local.
Para los proveedores occidentales, la exclusión del mercado público chino supone una pérdida considerable. NVIDIA ha visto su cuota de mercado caer drásticamente, y ahora se enfoca en la demanda privada y en los mercados asiáticos y occidentales. AMD e Intel enfrentan un desafío similar y podrían centrarse en clientes privados y colaboraciones no subvencionadas.
En contraste, empresas chinas como Huawei, Cambricon y Enflame ganarán cuota de mercado, estimuladas por la demanda pública que cataliza inversión y desarrollo en hardware y software local.
A pesar de estos avances, el ecosistema tecnológico chino enfrenta desafíos significativos en términos de rendimiento y eficiencia en sus chips. La brecha de rendimiento con respecto a los líderes occidentales en IA es notable, y la innovación en software, así como en técnicas avanzadas de fabricación, resulta crucial para reducir esta desventaja.
A futuro, se espera que el sello de “compra nacional” impulse el desarrollo de tecnologías chinas, aunque también puede ocasionar retracciones en el rendimiento a corto plazo. La clave del éxito radicará en la capacidad del ecosistema local para no solo llenar el vacío de cuota, sino también para alcanzar un estándar de calidad competitivo a nivel global.
