El Foro Económico Mundial, en colaboración con Check Point Research, ha revelado un informe crucial para el sector tecnológico y empresarial con la edición 2025 del Global Cybersecurity Outlook. Con un paisaje de ciberseguridad cada vez más desafiante, gobernado por tensiones geopolíticas, rápidos desarrollos tecnológicos y amenazas sofisticadas, el estudio subraya la urgente necesidad de estrategias proactivas y colaborativas para garantizar una resiliencia digital efectiva.
Las tensiones geopolíticas han emergido como un factor significativo que intensifica los riesgos cibernéticos. Un asombroso 60% de las organizaciones destaca que estas tensiones están impactando sus estrategias de seguridad digital. En esta línea, hay un aumento de ciberataques patrocinados por estados, los cuales emplean herramientas avanzadas, incluyendo la inteligencia artificial, para realizar desde campañas de desinformación hasta el sabotaje de infraestructuras críticas que sostienen economías y servicios esenciales.
Otra preocupación destacada es la cadena de suministro, identificada por el 54% de las grandes organizaciones como un eslabón débil en la búsqueda de ciberresiliencia. La complejidad de estas cadenas y la escasa transparencia en los niveles de seguridad de los proveedores configuran un terreno fértil para los atacantes. Aunque existen medidas como el estándar Software Bill of Materials (SBOM) y regulaciones europeas de resiliencia cibernética, su implementación no deja de enfrentar obstáculos significativos.
La inteligencia artificial aparece como una espada de doble filo en el ámbito de la ciberseguridad. Con el 66% de las organizaciones anticipando un impacto notable de la IA para 2025, sólo el 37% tiene procesos para evaluar su seguridad de manera eficaz. Casos recientes de fraudes usando deepfakes para imitar a altos ejecutivos subrayan la necesidad creciente de combinar tecnología y formación continua para prevenir ataques de ingeniería social más sofisticados.
El informe también aborda la creciente fragmentación regulatoria como un desafío. El 76% de los responsables de ciberseguridad detalla que el mosaico de normativas internacionales afecta su capacidad de cumplimiento. Sin embargo, estas regulaciones son esenciales para establecer un umbral mínimo de seguridad en un mundo cada vez más conectado.
Por último, la brecha de habilidades continúa siendo un desafío crítico en el sector. Un minoritario 14% de las organizaciones confía en poseer las habilidades necesarias para manejar los riesgos cibernéticos. Este déficit afecta especialmente al sector público y a pequeñas empresas, lo que destaca la importancia de programas de formación especializados y el uso de tecnologías de automatización.
El informe concluye que en un entorno cibernético cada vez más complejo y entrelazado, las organizaciones deben apostar por una estrategia integrada. La colaboración público-privada, las inversiones estratégicas en tecnología avanzada y el fomento de una cultura de ciberseguridad entre los empleados son pasos esenciales. Adoptar un enfoque preventivo será fundamental no solo para proteger las operaciones individuales, sino también para contribuir a la resiliencia global del ecosistema digital.
