La producción de conocimiento científico no ocurre en un vacío; cada avance se construye sobre investigaciones anteriores y se nutre del intercambio constante entre colegas. Sin embargo, el control desproporcionado que ejercen grandes editoriales y plataformas sobre el acceso al conocimiento plantea serios desafíos para la libre circulación de la información.
La colaboración académica digital, con su alcance global, ofrece una oportunidad sin precedentes para mejorar nuestra comprensión y calidad de vida. No obstante, el monopolio de las editoriales sobre investigaciones cruciales, acompañado de tarifas prohibitivas y la explotación del trabajo voluntario, amenaza el principio de la libre indagación. Esto no solo limita el acceso sino que también toca un tema esencial: el acceso a la información como un derecho humano.
Aunque el acceso abierto de tipo Diamond surge como una alternativa prometedora, el problema va más allá de los guardianes editoriales. Las grandes plataformas intermedian en cada vez más aspectos del proceso de investigación, un fenómeno conocido como «plataformización». Esto no solo es una molestia, sino que también atenta contra la privacidad y la libertad intelectual de los académicos, quienes ahora enfrentan la vigilancia de su trabajo y la presión de cumplir con métricas que no siempre reflejan investigaciones de calidad.
El peligro de la censura sobre el conocimiento científico se intensifica con crecientes campañas gubernamentales y la censura en redes sociales corporativas. La solución radica en impulsar la Ciencia Abierta y descentralizar las infraestructuras de investigación. Estas deben ser construidas con estándares interoperables, resistiendo adquisiciones por parte de corporaciones o gobiernos.
Las instituciones académicas juegan un papel crucial en esta lucha. Pueden fomentar el uso de tecnologías como Mastodon y Bluesky, fortaleciendo así un sistema científico más resiliente. Es urgente que los académicos adopten herramientas abiertas para la gestión de citas y el intercambio de datos, un cambio que necesita el apoyo de las instituciones para priorizar los intereses comunitarios sobre los de los accionistas.
La centralización amenaza con convertir a los guardianes del conocimiento en barreras, creando un sistema menos equitativo que penaliza el acceso al saber. La ciencia florece en ambientes colaborativos y equitativos; su futuro depende de un esfuerzo global y democrático contra las plataformas centralizadas y depredadoras.