Las conservas de pescado, en especial el atún y el bonito, son esenciales en la despensa, sobre todo en verano cuando la energía escasea y la cocina se evita. El bonito del norte y el atún claro, ambos de la familia de los túnidos, presentan diferencias significativas en sabor, textura y tamaño. El bonito, apreciado por su sabor fino y suave, es más pequeño y se captura de manera selectiva en el Cantábrico. El atún claro, de color más rojizo y textura más robusta, se encuentra en océanos tropicales. Las conservas se presentan al natural, en aceite o escabeche, influyendo cada método en el sabor final. Estas latas inspiran numerosas recetas prácticas y sabrosas, desde ensaladas hasta tortillas y patés, demostrando su flexibilidad en la cocina.
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