Tras más de veinte años disfrutando del Port de la Selva, José Andrés Bel, un economista destacado, y su esposa, Adela Esteban, emprendieron una última aventura empresarial gestionando una decena de bares y restaurantes locales. Sin embargo, el trágico doble suicidio de la pareja sacudió al municipio, afectando a un centenar de empleados y varios inversores. La pareja, integrada socialmente en la comunidad, había dinamizado la economía local, pero problemas financieros y decisiones arriesgadas provocaron el cierre abrupto de los negocios. Ahora, el nuevo administrador busca soluciones en un contexto complejo de costes y deudas, mientras que la comunidad se enfrenta a las dolorosas consecuencias de estos sucesos inesperados.
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