Tras meses de indecisión sobre cómo transformar su hogar, María Pérez, una diseñadora gráfica de 34 años, decidió darle un giro radical a su espacio. En lugar de optar por una remodelación completa, eligió llenar su vivienda de color para disimular los muebles antiguos.
La idea surgió después de un viaje a una exposición de arte contemporáneo, donde se inspiró en el uso de colores vibrantes por parte de los artistas para crear ambientes únicos. “Me di cuenta de que, a veces, un poco de color puede ocultar imperfecciones y darle vida a cualquier rincón”, comentó María.
En la primera fase del proyecto, utilizó autoadhesivos de vinilo en tonos pastel y colores llamativos para adornar las paredes. Los muebles, desgastados con el tiempo, fueron cubiertos con fundas de tela colorida que aportan un aire fresco y moderno. “Quería que el espacio reflejara mi personalidad y, a través del color, logré no solo camuflar lo viejo, sino también expresar mi estilo”, añadió.
María también decidió pintar algunos objetos de decoración, convirtiéndolos en puntos focales dentro de su hogar. “Un simple jarrón o un marco de fotos pueden transformarse en auténticas obras de arte con un poco de pintura”, explicó.
Los resultados han sido impactantes, y sus amigos no tardaron en notar el cambio. “Cuando entré por la puerta, pensé que había entrado en otra casa. Hay una energía completamente diferente”, comentó Lucía, una amiga cercana. La transformación ha influido incluso en su estado de ánimo: “Cada mañana me despierto con una sonrisa al ver estos colores. Me siento más creativa y motivada”.
María ha compartido su experiencia en redes sociales, donde ha recibido numerosos elogios y preguntas sobre su técnica. “Lo que quiero transmitir es que no es necesario gastar una fortuna para hacer cambios significativos en casa. A veces, un poco de color es todo lo que se necesita para renovar un espacio”, concluyó María, quien ya está planificando su próximo proyecto: un pequeño jardín vertical que complemente su hogar lleno de vida.