La Guardia Civil de Tráfico utiliza una serie de señales con el máximo nivel de prioridad en la red viaria española, por encima incluso de los semáforos, que es crucial conocer para actuar correctamente. Entre ellas, levantar los brazos a media altura de manera horizontal o balancear una luz amarilla hacia un vehículo indican la necesidad de detenerse. No respetar estas indicaciones constituye una infracción grave, penalizable con multas de hasta 200 euros o más si se considera muy grave. Ignorar deliberadamente estas órdenes puede acarrear penas de prisión de 6 meses a 1 año por desobediencia grave, según la Ley de Tráfico.
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