El artículo aborda cómo Marruecos promueve Dakhla, en el Sahara Occidental, como destino turístico, obviando su compleja situación política. Desde 1975, Marruecos ocupa la región, considerada por la ONU como territorio no autónomo. La promoción está respaldada por influencers invitados, que destacan las bondades del lugar sin mencionar la represión y la explotación de recursos que sufre la población saharaui. Las autoridades marroquíes han incrementado deportaciones de periodistas y activistas que intentan cubrir la realidad del lugar. En respuesta, activistas saharauis lanzaron una campaña para denunciar estas prácticas y llamar la atención sobre la ocupación y violaciones de derechos humanos.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.