El caso de los abusos sexuales en Telford, Reino Unido, ha reavivado uno de los mayores escándalos de abuso infantil en el país. Samantha Smith, una de las víctimas, narra el horror que vivió desde los cinco años a manos de bandas mayoritariamente de origen pakistaní, señalando una falta de intervención por parte de las autoridades para evitar avivar tensiones raciales. Un informe del Daily Mirror reveló que más de mil niñas fueron víctimas de abuso durante al menos tres décadas, con métodos como el "loverboy" para captar a menores vulnerables, mientras las amenazas y el silencio mantenían la impunidad. Aunque se han llevado pocos casos a la justicia, las declaraciones de las víctimas comienzan a desafiar el estatus quo, sugiriendo un fallo sistémico por parte de las instituciones que priorizaron evitar controversias antes que proteger a las menores.
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