La creatividad infantil se despliega en una nueva tendencia de manualidades, donde materiales reciclables se transforman en verdaderas obras de arte. La construcción de casas con cartón, papel y plastilina se está convirtiendo en una actividad cada vez más popular entre padres e hijos, gracias a su accesibilidad y a los múltiples beneficios que brinda a los niños.
El cartón es el material más utilizado, siendo común el uso de cajas de zapatos o envases de productos electrónicos. La propuesta busca fomentar una mentalidad ecológica desde edades tempranas al reaprovechar materiales.
Los principios de construcción son sencillos: se deben cortar las piezas para paredes, techo y suelo con tijeras seguras, siempre bajo supervisión adulta. Una vez recortadas, se procede a unirlas con pegamento, cinta adhesiva o grapas, según la habilidad y la edad de los involucrados.
El papel coloreado complementa la actividad, permitiendo a los niños crear ventanas, puertas y detalles decorativos para personalizar su casa. Esta personalización refuerza su identidad y autoestima, además de fomentar la expresión personal.
La plastilina añade un aspecto táctil al proyecto. Los niños pueden moldear figuras, muebles o mascotas, lo que no solo estimula su creatividad sino que también mejora su motricidad fina.
Estos proyectos manuales son una excelente oportunidad para que los padres se involucren, reforzando vínculos familiares y enseñando habilidades de trabajo en equipo y resolución de problemas.
Una vez finalizadas las casas, se pueden exhibir en un pequeño museo familiar o en una «feria de casas», permitiendo a cada niño presentar su creación. Este tipo de actividades fomenta la autoconfianza y crea un ambiente de aprendizaje lúdico que une a la familia.
En resumen, construir con cartón, papel y plastilina va más allá de ser una simple manualidad; es una oportunidad para enseñar valores, desarrollar habilidades motoras y crear recuerdos inolvidables en familia.