La puesta en marcha de la nueva ofensiva arancelaria liderada por el expresidente y candidato Donald Trump ha desatado una auténtica tormenta en el mercado global de dispositivos de almacenamiento. A través de la orden ejecutiva 14257 y su anexo II, Estados Unidos ha activado fuertes aranceles sobre la importación de unidades SSD, discos duros HDD, y otros productos electrónicos con el objetivo declarado de frenar la influencia china. Sin embargo, las repercusiones de estas medidas podrían ser devastadoras para la industria tecnológica en su conjunto.
El aumento de los aranceles alcanza hasta un 145 %, impactando directamente al sector del almacenamiento. Aunque los semiconductores están, por ahora, excluidos, las unidades que los incorporan no tienen la misma suerte. SSD, HDD, cintas LTO, discos Blu-ray grabables y otros dispositivos se verán afectados con tasas que varían según el país de origen. Un informe de Blocks & Files ilustra el alcance: las tarifas aplicadas oscilan entre el 54 % y el 145 % para China, un significativo 26 % para Corea del Sur, y un 24 % para Japón.
La decisión de imponer estos aranceles repercute directamente en gigantes del sector como Western Digital, Seagate, Kioxia, Toshiba y Samsung, quienes dependen en gran medida de la manufactura extranjera, principalmente en Asia. La consecuencia es un posible incremento en los precios, lo que podría hacer que un disco duro fabricado en China duplique su costo después de la aplicación de los aranceles.
La comunidad inversora no ha ocultado su preocupación. Analistas, como Daniel Ives de Wedbush Securities, han advertido sobre el riesgo de un retroceso significativo para el sector tecnológico estadounidense. Las crisis en las cadenas de suministro globales, la caída de la demanda debido a los precios más altos, y la interrupción de la inversión en capital son algunas de las principales preocupaciones.
Adicionalmente, existe la posibilidad de que los fabricantes busquen repatriar su producción a Estados Unidos o a países aliados, una opción que enfrentarían con el desafío de grandes inversiones y lentitud logística.
El conflicto no se limita a las importaciones, ya que China ha reaccionado con su propio arancel de respuesta del 34 % para productos tecnológicos estadounidenses, incluyendo semiconductores. Esto podría limitar las ventas de empresas norteamericanas como Intel y AMD en mercados asiáticos clave.
En medio de este panorama complejo, algunas compañías podrían salir ganando. Fujifilm podría mejorar su posición al producir en EE.UU., mientras que Huawei se mantiene parcialmente al margen del conflicto debido a su mercado asiático. Asimismo, empresas con fabricación nacional, como IBM o NetApp, encuentran cierta protección.
La ofensiva arancelaria liderada por Trump representa más que un conflicto comercial: es una acción con implicaciones geopolíticas que amenaza con reorganizar la industria tecnológica global. Con precios en aumento, posibles escaseces y el riesgo de deslocalización masiva, la industria del almacenamiento digital se enfrenta a un punto de inflexión. Y la gran incógnita persiste: ¿está el mundo preparado para sobrellevar una industria tecnológica con barreras y costes incrementados? Mientras tanto, fabricantes y usuarios deberán replantear sus estrategias ante un tablero de ajedrez en que cada jugada tiene consecuencias económicas de alcance incalculable.