Inicio Economía Cuándo Vender Acciones: Estrategias de Maestros para el Inversor Moderno

Cuándo Vender Acciones: Estrategias de Maestros para el Inversor Moderno

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Imagen de Axel Buffet

En el mundo de la inversión a largo plazo, existen principios arraigados que resuenan entre los inversores más experimentados: comprar negocios excelentes y mantenerlos durante décadas. Sin embargo, la práctica de esta teoría frecuentemente se enfrenta a la realidad: ningún negocio es eterno, y los inversores, no importa cuán disciplinados, ocasionalmente deben vender.

Referentes del value investing como Peter Lynch, Warren Buffett, Philip Fisher y Nick Sleep han expresado variaciones de este enfoque. Lynch advierte contra vender ganadores y mantener perdedores, comparándolo con «cortar las flores y regar las malas hierbas». Buffett ha afirmado que su horizonte favorito es “para siempre”, mientras que Fisher indica que vender es casi nunca necesario si el análisis fue correcto en el momento de la compra. Sleep, al cerrar su fondo en 2014, recomendó a sus partícipes mantener solo tres valores durante la siguiente década. Pero incluso ellos han tenido que vender, y con razones justificadas.

La clave no es repetir el mantra del «buy and hold», sino determinar cuándo es prudente vender sin caer en el cortoplacismo o el pánico. La primera lección crucial es que vender no es sinónimo de fallar, sino de gestionar el riesgo. La paciencia puede ser una ventaja, pero hay que reconocer que los negocios cambian, la competencia avanza y los ciclos económicos alteran los escenarios.

Un ejemplo lo ilustra bien: Nick Scali Limited, un minorista australiano de muebles, ha mostrado consistentemente crecimiento a pesar de las caídas puntuales. En contraste, Moderna experimentó un auge con su vacuna del Covid-19 y luego una caída drástica; mantener sin cuestionar habría resultado en pérdidas significativas.

Existen seis motivos racionales para vender:

  1. Tesis de inversión rota: Si la historia que justificaba la compra deja de ser válida.
  2. Ventaja competitiva erosionada: Casos como el de IBM, que perdió su ventaja ante Amazon Web Services.
  3. Mala asignación de capital: La dirección puede destruir valor con decisiones desacertadas.
  4. Sobrevaloración extrema: Cuando el precio se aleja de su valor intrínseco.
  5. Oportunidades superiores: Vender para reinvertir en activos claramente mejores.
  6. Rebalanceo de cartera: Reducir exposición para gestionar el riesgo total.

Por otro lado, nunca se debe vender por pánico, seguir modas del mercado o por cansancio emocional. Un ejemplo es Apple, que cayó un 40% en 2018 solo para triplicarse en los años siguientes.

La estrategia no debe ser solo «buy and hold», sino «buy and verify». Los inversores deben observar los fundamentos periódicamente. La venta se justifica cuando surgen mejores oportunidades, cuando los fundamentos han cambiado o cuando la valoración se desvía de forma insostenible.

Al final, la venta no es un tabú, sino una herramienta estratégica. La diferencia entre un inversor disciplinado y un especulador radica en el motivo de la venta: no se trata de reaccionar al mercado, sino de tomar decisiones basadas en la realidad del negocio y una gestión inteligente del capital.

En resumen, los principios de éxito se resumen en dos mandamientos: no vender los ganadores por miedo o impaciencia, y vender sin titubeos cuando los fundamentos han cambiado. Dejar crecer las flores, eliminar las malas hierbas y nunca confundir una tormenta pasajera con el fin del jardín.

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